Mientras viajamos a la Sierra de las Villas no para de llover y empiezo a pensar si ha valido la pena el madrugón. Para darnos un poco de moral nos atizamos unos churros con chocolate en Villacarrillo con la esperanza de que el tiempo mejore.
Pasamos por Mogón y sigue lloviendo, por fin llegamos al embalse del Aguacebas que lleva ya soltando agua unos cuantos meses. Deja de llover y continuamos nuestro camino sin escatimar tiempo en pararnos a admirar las maravillas de esta sierra, al menos disfrutaremos lo que podamos de este impresionante lugar. Pasada la Cueva del Peinero continuamos hasta la casa forestal de Carrales de Abajo de entrañables recuerdos para un miembro de nuestro grupo.
Junto a un panel informativo nuevo, derribado intencionadamente (no es el primero que me encuentro), iniciamos nuestro camino por una vieja pista que rezuma agua por todos lados, pronto divisamos una hermosa noguera situada en el mismo cauce del arroyo, continuando un poquito más encontramos una fuente adornada por unos narcisos silvestres que ahora se muestran en flor.
Justo unos metros más adelante es donde debemos abandonar el cauce para tomar una vereda que nos lleva a un collado desde donde se divisa la Albarda y el Sabinar.
Continuamos subiendo un poco más pues queremos tener vistas al Caballo Torraso, en unas piedras desayunamos observando destrozo que causó el tremendo incendio de hace unos años.
Caminamos por el Caballo de la Albardía disfrutando de las vistas a una y otra vertiente, mientras tanto de vez en cuando un grupo de cabras monteses parecen jugar con nosotros al gato y el ratón. Huyen ... de repente se paran a mirarnos, desaparecen... y al rato vuelven de nuevo para recordarnos que somos forasteros en su paraíso.
Tras unos cuantos sube y baja sin mayor dificultad llegamos a la zona del ojo donde está pequeña casa de piedra sin techo, en este punto el ojo permanece todavía oculto, para llegar a él debemos descender por un estrechamiento a la derecha que nos conduce al Ojo de Carrales.
Desde allí disfrutamos un rato de las vistas haciendo las fotos de costumbre. Bajamos hacia la derecha buscando una impresionante cueva que ya hemos visto muchas veces desde la carretera. Llegamos a un punto en que un arroyo se pierde por una oquedad bajamos para echar un vistazo y al asomarnos comprobamos con cierto vértigo que el agua cae a plomo unos 50m hacia la cueva que buscábamos, -Mucha precaución al acercarse a este punto, la roca está mojada el agujero no se aprecia hasta que estás encima y resbalar supone caer a un patio del que te despiertas en el más allá- Continuamos andando y ya podemos ver el cuevarrón que buscábamos, la verdad es que impresiona verlo de cerca.
Continuamos hacia el Sabinar, pronto decidimos que es la hora de comer y damos cuenta de los bocatas, Palma se conforma con mirarnos y algún que otro choricillo que coge al vuelo con arte.
Unos minutos más y ya estamos de nuevo en el collado, desde aquí a los coches un corto paseo.
Damos la bienvenida a Jose, Ernesto y Miguel que esperamos nos acompañen en futuras rutas.